8 de noviembre de 2008

Los Cravioto, protagonistas de la historia

Discurso pronunciado por Jorge Cravioto Galindo, el 25 de octubre de 2008, en el festejo del 179 Aniversario del natalicio del general Rafael Cravioto, en Huauchinango, Puebla.



Al inicio del siglo XIX, en América se vivía un ambiente de libertad; asistíamos al final de la época colonial. Las ideas de la Revolución Francesa y el movimiento de independencia de los Estados Unidos hacían que en nuestros países se vislumbraran nuevos tiempos, soñando con un nación que viera a la metrópoli como igual en el concierto internacional. Tiempos de oportunidades, de participar en la construcción de un nuevo paradigma, de dar a la América Latina y a México una historia y un destino.

Nuestras tierras se veían en el mundo como el lugar para construir la modernidad, en contraste con la vieja Europa que se anquilosaba al entrar en crisis su modelo colonial. Otra globalización, una nueva migración del oriente al poniente del Atlántico, pero ahora no con armaduras y caballos, sino con una férrea voluntad de construir un futuro no sólo personal, sino el de un pueblo en gestación.

Así llegó a México Simón Cravioto, un joven genovés que se instalaría como comerciante y arriero en la Sierra Norte de Puebla, en donde aportó a la construcción del México independiente y, más importante aún, en donde puso las bases para el desarrollo de una familia. Simón, Rafael, Francisco, Josefa y Agustín, son la primera generación de los Cravioto, no solo mexicanos, sino profundamente patriotas y nacionalistas.

Venimos a Huauchinango a recordar el natalicio de Rafael Cravioto. Nacido en estas tierras en el año de 1829, pronto encontró su vocación en las armas y alistó en el ejército liberal mexicano. A lado del coronel Porfirio Díaz, Cravioto defendió a la nueva República de los intentos de regresarla a regímenes coloniales o imperiales. Francia encontró que los descendientes de los antiguos súbditos europeos, eran ahora quienes luchaban por su patria. De pensamiento liberal, Rafael Cravioto fue hombre leal al Presidente Benito Juárez, quien hasta su muerte no dudó en confiar en las lealtades del general Cravioto, siendo a él a quién dirige su última misiva.

En la segunda mitad del siglo XIX, la geografía mexicana continuaba en formación. En 1869 Hidalgo se erigía como un estado libre y soberano, con parte del territorio de Puebla y una fracción del enorme Estado de México, que tendía a constituirse en una nación en sí, por su gran extensión.

Los Cravioto con la confianza del presidente Díaz, se convirtieron en actores centrales de la economía y de la formación de la sociedad y la clase política de la naciente entidad.

Rafael Cravioto fue un hombre de su tiempo, con un férreo carácter que era necesario para encauzar hacia la vida institucional a un pueblo naciente de natural rebeldía. Hombre de lealtades, nacionalista y patriota, con errores y debilidades como todos los seres humanos que no cuentan con una imagen impoluta creada por los libros de texto, o por la historia de los vencedores.

El día de hoy celebramos su natalicio, como hay que hacerlo con todos los hombres y mujeres que desde la cúspide histórica o en el anonimato, han colaborado para construir esta gran nación. Agradecer no sólo a Rafael, sino también a Simón, Francisco, Agustín y Josefa que hayan sido los cimientos de esta maravillosa familia, que hoy se reúne en donde están sus más profundas raíces, Huauchinango, Puebla.

Pero no venimos solo a rememorar a nuestros ancestros, estamos aquí para recuperar una tradición de encuentro que durante muchos años fue preservada por Alfonso Cravioto Mejorada, Adalberto Cravioto Meneses, Oswaldo Cravioto Cisneros, Arnulfo Cravioto Ortiz, Jorge Cravioto Navarrete y Carlos Cravioto Olaco.

Venimos al encuentro de las nuevas generaciones, a conocernos y porqué no, a soñar con el futuro después de comprender nuestro pasado. 2 de agosto de 1978, 15 de agosto de 1998 y 25 de octubre de 2008, son las tres primeras fechas de la “reunión” de Huauchinango, esperamos que vengan muchas más.

Hoy 2008, nuevamente es tiempo de oportunidades como aquellos años que conoció Simón Cravioto. Nuevamente vivimos tiempos de cambio, asistimos ahora a la crisis del neoliberalismo. Los modelos tendrán que ser revisados y un nuevo orden económico, político y social se avizora. El futuro se contempla difícil, complejo, confuso, pero igual se veía el porvenir al principio del siglo XIX.

La familia Cravioto ha sabido participar con entereza e incluso con su protagonismo en estos escenarios de retos formidables. Desde el 24 de octubre de 1943 reposa en esta magnífica tumba, obra del maestro Adolfo Ponzanelli: Rafael Cravioto. Hoy es referencia de que la familia tiene 179 años de ser una realidad y ahora como nunca, ante los desafíos de un mundo en crisis y cambiante, refrendamos el compromiso de continuar siendo protagonistas de la historia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario