7 de marzo de 2010

Luis Corrales Vivar-Cravioto: Pachuca, cumbres y abismos

En su epístola para Mi Pachuca / 70 Cartas a la Bella Airosa, Luis Corrales Vivar-Cravioto se centra en la historia de la ciudad y su traza urbana, destacando sus luces y sus sombras.



Pachuca, cumbres y abismos

Arq. Luis Corrales Vivar-Cravioto


A la Ciudad de Pachuca:

Te escribo esta carta para decirte algunas cosas que pienso de ti. He titulado esta epístola como “Pachuca cumbres y abismos”. Creo que por el cariño que te tengo voy llamarte como todos te conocen, La bella airosa, ya sabemos los que te somos cercanos, que de los dos adjetivos pesa más el de bella, por eso así te llamaré: Bella.

Sé que tienes cumbres y abismos, sombras y luces, cimas y simas y te diré porqué. Cuando pienso en los mineros explotados de manera inhumana durante los tres siglos de la colonia, y todavía en el México independiente, -hechos que escandalizarían ahora a todos estos personajes de los derechos humanos-; cuando recuerdo que miles de tus hijos vivieron cortas vidas en tus entrañas sacando el mineral para beneficio de unos cuantos, sin salario justo y en condiciones nulas de seguridad e higiene; cuando recuerdo la cantidad de vidas perdidas entre el azogue y la silicosis; cuando recapacito en que su promedio de vida no rebasaba los 30 años y que sus expectativas eran inciertas y sin posibilidad de desarrollo o de progreso, entregando día a día la salud y la fuerza por enriquecer a los extraños, me permito asegurarte que estoy hablando de una de tus sombras.

Así también me permito argumentar, bella, que cuando el sevillano Bartolomé de Medina descubre aquí en tus terrenos el sistema llamado de patio para beneficiar el mineral y obtener mayor cantidad de plata por tonelada extraída, asunto que revolucionó en todo el mundo la producción de plata y podemos decir que platalizó la economía de Europa y América, me convenzo de que estoy ante una de tus cumbres. Qué importante debes haberte sentido por este descubrimiento. Cima también fue el hecho de que en la búsqueda de los terrenos planos para establecer las haciendas de beneficio que el sistema de Medina exigía, tu asiento se haya trasladado del original emplazamiento en la cañada que forman las orillas de los cerros San Cristóbal y La Magdalena hacia abajo y hayas derramado tu crecimiento hacia el sur en el valle en donde ahora se localiza el Centro Histórico, convirtiéndote de un caserío en la cañada a una ciudad con terrenos planos, amplios y con posibilidades de crecimiento.

Sima por el contrario que debido a esa topografía y al descuido de quienes mandaban en tus límites hayas padecido, bella y triste, las inundaciones que dañaron tus calles, casas y lastimaron a tus hijos. En especial, profunda sima, la del 49 del siglo XX que se llevó con el torrente embravecido a más de 200 pachuqueños, entre ellos muchos niños que salían a esa hora de la media tarde de la escuela y nunca llegaron a sus casas.

Cumbre es en cambio tu clima templado tendiendo a frío que contiene una atmósfera clara y transparente que se limpia diariamente con el viento que, para mí, soplan ángeles y querubines desde el norte y que, ayudados por los pasillos estrechos de la cañada, conducen los movimientos de aire -oxigenados por los bosques del hinterland- sobre el cielo tuyo, consiguiendo esta maravillosa limpieza y regalándonos en ocasiones lluvias frescas y saludables que limpian calles y drenes. Por eso te consideramos airosa, y bella, claro.

Victoria también la de tu subsuelo, lleno de plata y oro, que además es sólido y fuerte, ya que aunque estamos cerca de las fallas geológicas que del Occidente se adentran en el centro del país, tú no tienes las temibles sacudidas que aterrorizan a los pobladores y dañan la habitación y la infraestructura de calles y avenidas. Cuando en tu hermana mayor, la Ciudad de los Palacios que dijera Humboldt, tiembla y se caen edificios, tú permaneces estática y de pie. Esa es una victoria con la que la naturaleza te ha coronado siempre, bella.

Cima tu gente. Las mujeres y los hombres que amorosamente cobijas: nobles, alegres, entusiastas, llenos de optimismo, que diario caminan, trabajan, luchan y se superan entre tus escuelas, oficinas, comercios, edificios y que constantemente buscan la forma de mejorarte, porque se sienten orgullosos de ti, claro… eres para nosotros, como dijera Alfonso Cravioto: Novia, madre y maestra.

Orgullo ahora también tu rápido crecimiento hacia el valle del sur, hacia la sabana de Huaquilpan, hacia los planos terrenos llamados también de San Javier, esa es la bella moderna, con nuevas avenidas, centros comerciales, edificios contemporáneos, plazas y jardines, la bella novelle. Así que tienes un origen remoto, un emplazamiento con historia, un presente moderno y un futuro formidable.
Cumbre la presencia del monumento a Cristo Rey, obra de Alfonso Romero, el párroco de San Francisco, que la levantó prácticamente de la nada y la conserva y cuida, que enseñorea toda tu extensión y bendice tus casas y tu gente desde la cima de santa Apolonia, el monte en donde Rodríguez de Salgado descubrió en 1552 la primera mina de tus entrañas.

Sima tu vialidad. Nunca nadie pensó que entre tus calles de los siglos XVI y XVII habrían de circular 300 años después, miles de automóviles, camiones y todo tipo de vehículos de movimiento autónomo, llegando a congestionar tus calles y en ocasiones a paralizar la circulación sobre todo en tu centro histórico. Habremos de hacerte algo, porque esta vialidad en la parte tradicional de tu casa, puede provocarte un infarto y no en el miocardio sino en el Mercado Hidalgo y zonas circundantes que es donde se traba todo. Ya se te hicieron estudios y análisis, pero no ha habido medicina ni tratamientos.

Cima tu vocación de ciudad universal, resultado de la convivencia en tu núcleo social de extranjeros de muchas partes. Tu has sido siempre hospitalaria: ingleses, españoles, turcos, libaneses, polacos, rusos, americanos, franceses, suizos, chinos, griegos, argentinos, árabes, italianos y más, siempre encontraron en ti su nueva casa, por eso sus descendientes viven aún aquí a plenitud. Crisol de etnias, mosaico de nacionalidades y culturas, eres Pachuca, por la minería, una ciudad cosmopolita, de ahí tu vocación plural.

Cumbres tus edificios históricos, realizados con señorío y destreza, las iglesias, la basílica de Guadalupe, el convento de san Francisco, el edificio civil de Las Cajas, el hospital de los Juaninos que ahora es la sede principal de la universidad y un importante número de casas antiguas -la casa Rule a la cabeza- que requieren atención y restauración, porque tú eres una linda ciudad con un pasado importante que los urbanistas y arquitectos quieren arreglar para que luzcas señorial y seas visitada y considerada por propios y extraños como una joya del pasado y del presente.

Cumbre tu reloj. Para mí que el reloj no fue construido afuera. Para mí que nació de adentro, mejor dicho que emergió de tus entrañas con su cabeza con ojos a las cuatro orientaciones para revisar, observar, vigilar como periscopio de cantera a toda tu heredad y que está provisto del sonido metálico de sus campanas repiconas para que hables con todos, lo que pasa es que algunos no te entienden. El reloj cada hora dice: tan-tan-tan-tan, que es: a-quí-es-toy; tan-tan-tan-tan: pa-ra-mi-rar, tan-tan-tan-tan: pa-ra-ale-grar; tan-tan-tan-tan: tu-co-ra-zón. Y luego: tan una, dos, tres y hasta doce veces al día nos habla el reloj, bella.

También considero una de tus hazañas el hecho de que en los cuatro siglos en que tu principal actividad fue la minería, se hayan construido en tu subsuelo y el de la comarca que te rodea, más de dos mil kilómetros de túneles subterráneos que sirvieron a la explotación minera. A diversos niveles que alcanzan hasta los 400 metros de profundidad hay todo un entramado de ellos y tú tan campante. Y qué decir de las cantidades de plata y oro que se extrajeron de tu seno que según los expertos llegan a ser más de 40 mil toneladas de plata y 230 mil kilos de oro. Toda una riqueza que se fue, se aprovechó en otros lares y no se vio reflejada en ti bella, que eras la dueña de esos recursos, pero tal es el resultado del colonialismo duro, severo e injusto.

Para el futuro bella, veo esperanza y horizontes promisorios debido principalmente a tus mujeres y a tus hombres, que se organizan, cooperan y tienen conciencia social, a su vocación plural, a sus anhelos de progreso y desarrollo y a que tus jóvenes, cada día más interesados y bien preparados, te forjarán un panorama distinto, mejor y con un criterio de participación y tolerancia. Ojalá airosa, que así sea. Bueno bella, aquí termino, no porque ya no tenga que decirte, que tú bien sabes que te hablo casi a diario, te enamoro, te halago, porque te quiero, porque me gustas, pero esta carta tiene un límite y está bien. Bella airosa, cuna sagrada, pretil de sueños, te amo Pachuca.

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