25 de febrero de 2024

Bicentenario de la Familia Cravioto en México

Crónica de 200 años en dos días

Javier Cravioto Padilla

Dos años de planeación, una decena de desayunos intercalados, mensajes, propuestas, acuerdos, convocatoria, decisiones; celebramos el Bicentenario familiar Cravioto porque nos organizamos. Tenemos una historia que contar, pero todas las familias la tienen, tenemos un motivo de celebración, pero muchas familias lo tienen; la diferencia es que decidimos estar organizados y continuar tradiciones que nos heredaron nuestros padres y abuelos. Una crónica que no hubiera sido posible sin la intervención de un pequeño grupo de familiares Cravioto que me permitió acompañarlos en este recorrido; a este pequeño grupo que sabe quiénes son les agradezco su compromiso y esfuerzo para que pudiéramos sacar adelante esta celebración: el Bicentenario de la familia Cravioto en México
 




Viernes 16 de febrero, Pachuca, Hidalgo: Simposio “La aportación de los Cravioto a México”


Simone, genovés (que no italiano), primer Craviotto que llega a México hacia 1820, se casó con María de la Luz Pacheco Moreno, mexicana oriunda del distrito de Huauchinango, Puebla (población que no tuvo rango de ciudad sino hasta 1861), el 12 de febrero de 1824. Esta fecha explica el por qué ahora celebramos el bicentenario y ese matrimonio explica por qué hay una familia. Esa pareja tuvo varios hijos: Rafael, Josefa, Agustín, Francisco y Simón. Estos hijos tuvieron muchos otros hijos (muchos) a su vez; y así en cascada al punto que se considera puede haber unos 4000 o 5000 familiares Cravioto descendientes de Simone y Luz. Aquí encontramos ya una de las características familiares que se repiten en diferentes personajes familiares, y que conste que no solo en esas primeras generaciones, es una familia muy prolífica, muy, decenas de hijos provienen de esos cinco hermanos y en el caso de los varones además otra característica: “la excesiva propensión a las faldas” como dice Granados Chapa en el libro Alfonso Cravioto, un liberal hidalguense. Características que no son ni orgullo ni trivialidad pero que tenerlas en cuenta nos ayuda a entender un bizarro rompecabezas genealógico que Andrés Ornelas Cravioto se ha encargado de armar.

Andres Ornelas Cravioto instala el árbol genealógico

Y es así que tantos Cravioto da para intentar una disquisición a partir de una pregunta: ¿Qué ha hecho la familia Cravioto por México, qué le ha aportado? Este simposio nos lo dijo: mucho, ha hecho mucho en beneficio del hermoso país en que vivimos y compartimos, veamos:

Dimos por sentado a la primera generación, no hablamos de ella (de manera específica) en este simposio, porque de lo que más conocemos y de lo que hay literatura al respecto es del papel de la segunda generación Cravioto, de manera muy destacada del general Rafael Cravioto Pacheco y sus hermanos. Mi bisabuelo Rafael, héroe de la República, confidente y cercano colaborador de don Benito Juárez y aclamado militar con don Porfirio Díaz, caudillo de la zona norte de Puebla y gobernador de Hidalgo en varias ocasiones al igual que sus hermanos (lo que nos habla de otra característica familiar: el nepotismo).

De izquierda a derecha: Andrés Ornelas Cravioto, Luis Corrales Vivar, Mónica Cravioto Galindo,
Tania Meza Escorza, Sergio Trevethan Cravioto y Jorge Cravioto Galindo


Se seleccionaron otros temas para el Simposio:

El arquitecto Luis Corrales Vivar nos habló de la sapiencia, cultura y compromiso político y social de Alfonso Cravioto Mejorada. Muchos sabemos de su obra y legado, pero qué importante fue volver a escuchar el relevante papel que tuvo en diversas facetas: acompañando al presidente Carranza, a los hermanos Flores Magón, al presidente Madero, en la Constitución de 1917 o bien en el servicio exterior como embajador en Chile, Holanda y Bélgica, Cuba, Bolivia, y como representante en Perú, o como parlamentario en las cámaras de Diputados y de Senadores. Nos recordó al antepasado, no tan lejano, que en la discusión para la redacción de la Constitución de 1917, que nos rige, fue un gran debatiente sobre el artículo 3º respecto a la Educación Pública y el 123 respecto al Trabajo –dos de los más importantes asuntos que dan cauce a nuestra convivencia social: Educación y Trabajo.

Y con Mónica Cravioto Galindo al hablar de la Aportación a la Cultura, recordamos también la importancia de Alfonso Cravioto en el arte, como ateneísta, poeta y crítico, como orador y académico. Redactor de Savia Moderna, Director General de Bellas Artes y conferencista sobre los pintores Carriére y Gedovius, que llevó a decir de él a Alfonso Reyes: “De mil modos ha contribuido al desarrollo de la pintura en México".

Mónica nos introdujo además a un mundo de mujeres Cravioto, poco conocidas en medio de un fiero patriarcado como se nos ha presentado históricamente a “los Cravioto”, aquellos varones fuertes, guerreros, militares, héroes y poderosos. Poco se nos había dicho y poco conocíamos de las mujeres, lo que me parece uno de los grandes logros en este simposio, el reconocer la importancia de las mujeres Cravioto en nuestras familias.

Mónica nos habló de una fabulosa mujer, de Leonor Cravioto Salas, poeta y profesora, directora a los 17 años (sí, 17 años) de la primera escuela de niñas de Huauchinango (previa solicitud y aprobación gubernamental para poder ejercer su profesión); poeta cuya obra se incluyó en una publicación para la Exposición Internacional de Chicago en 1893 con poemas a Washington y a Morelos.

Y siguiendo con el rubro de Cultura también nos habló del profesor de profesores Rafael Cravioto Muñoz; de Adrián Cravioto Leyzaola, autor de Historia documental del Heroico Colegio Militar; de la pintora Magdalena Casamadrid Cravioto; de la actriz, guionista y productora Columba Domínguez; de la balletista Marcia Cravioto Reyna; de nuestro querido intérprete musical Humberto Cravioto Fonseca; del arqueólogo Alberto Cravioto Rubí; del fotógrafo conservacionista Miguel Ángel de la Cueva Cravioto; del director y productor de cine José Manuel Cravioto Aguillón; del escritor y poeta Salvador Franco Cravioto, del escritor y promotor cultural Antonio Cravioto Batarse, etcétera. Porque Cravioto en la cultura hay muchos.

En el capítulo relacionado con la ciencia, el doctor Sergio Trevethan Cravioto nos habló de la Aportación a la Medicina, resaltando el trabajo de una pléyade de mujeres y hombres que optaron y se destacaron en la medicina, entre otros: Joaquín y Humberto Cravioto Muñoz, Alejandro y Patricia Cravioto Quintana, Agustín Torres Cravioto, Pompeyo Cravioto Hugenin, Adalberto Cravioto Meneses y María del Carmen Cravioto Galindo. Todas ellas y ellos grandes médicos, como lo es también el ponente Sergio Trevethan Cravioto, que se destaca en sus especialidades en México y el mundo.

Para finalizar las ponencias Jorge Cravioto Galindo nos habló de la Aportación a la Política, subrayando una de las características de los primeros Cravioto: que la y los hijos del genovés y la mexicana es que no solo se consideraron desde siempre como mexicanos sino profundamente patriotas y nacionalistas; fueron ellos quienes lucharon por su Patria al lado de Juárez y Díaz.

Jorge nos habló también de otros políticos Cravioto: de Francisco Cravioto Gallardo, diputado en 1918; de Próspero Macotela Cravioto que presidió la Legislatura de Hidalgo en 1951; de Oswaldo Cisneros Cravioto, militar y gobernador de Hidalgo; de Olga Trevethan Cravioto que, electa en 1966, es la primera mujer diputada local de Hidalgo; de Adalberto Cravioto Meneses, alcalde de Pachuca en 1964; de Rafael Cravioto Muñoz, presidente municipal de Pachuca en 1970; de Almaquio García Cravioto, presidente municipal de Huichapan en 1991, y de César Cravioto Romero, actual senador de la República.

Amplió su presentación hacia funcionarios que han desarrollado políticas públicas en el país, como: Arnulfo Cravioto Ortiz; Carlos Cravioto Cortés; César Cravioto Guerrero; Patricia Cravioto Quintana, epidemióloga y cocreadora del sistema de vigilancia de adicciones; Alejandro Cravioto Lebrija; Patricia Cravioto Galindo; Percys Susana Cravioto Luna, magistrada y presidenta del Tribunal de Justicia Administrativa de Hidalgo; Miguel Betancourt Cravioto, Director de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedades no Transmisibles en la Secretaría de Salud, y de Manelich Castilla Craviotto, Comisionado General de la Policía Federal.

Y más mucho más, fue un simposio lleno de información, la memoria escrita y grabada de este evento debe ser fuente de información para las siguientes generaciones.

En este simposio nos encontramos con los personajes y sus contradicciones, como las tuvo Rafael el general; Alfonso el maderista; Simón, Agustín y Francisco, políticos y militares, contradicciones como son las de la naturaleza humana, pero que en su caso coinciden invariablemente en la búsqueda de un bien superior, como lo fue la unión y soberanía del país o intentar salvar la vida del presidente Madero.

Cerró el Simposio con las palabras de la doctora Tania Meza Escorza, Secretaria de Cultura del Estado de Hidalgo quien, a nombre del gobernador Julio Menchaca Salazar, felicitó a nuestra familia en su celebración.


Sábado 17 de febrero, Huauchinango, Puebla: Ceremonia conmemorativa y Comida de celebración

Ceremonia en el jardín central de Huauchinango, Puebla.
Fotografía: Ramón Sienra Cravioto

Alejandro Urquieta Cravioto tomó la palabra en la plaza central de Huauchinango, hizo una síntesis general del contexto y la razón por la que nos reuníamos. Nos recordó las actividades de Simone cuando llegó a México: comerciante, arriero de mulas que transportaban carga por toda la Sierra de Puebla. Nos hizo ver un tema que es de interés familiar: Josefa, la hija de Luz y Simone, desde 1871 tomó la mayordomía de El Señor Jesucristo en su Santo Entierro, patrono de Huauchinango, responsabilidad eclesiástica que se mantiene al día de hoy en la familia Mendoza Castillo, de la descendencia de Ramona Anduaga Cravioto. Esto es de una gran relevancia porque, en cambio, los hermanos varones fueron juaristas y anticlericales y sin embargo respetaron el pensamiento de Josefa y de su madre Luz y ellas a su vez el de ellos.

En el evento, al que nos acompañaron los senadores Alejandro Armenta Mier y César Cravioto Romero, Urquieta Cravioto también se refirió a la historia de esa segunda generación y a su faceta de benefactores en Huauchinango apoyando la construcción del palacio municipal, del hospital y de la escuela.

Huauchinango nos recibió con un clima frio y lluvioso que no impidió caminar y visitar las estatuas, la tumba del General, la casa principal con el balcón corrido que aún hoy es de la familia Mendoza Castillo y frente a la que nos sacamos la foto de recordación.
Foto familiar frente a la que fuera casa familiar de Luz Pacheco y Simone Craviotto


Y después la comida y la fiesta en el Salón Campestre Finca Alegre, rifas, reconocimientos y mariachi. Muy buena comida: mixiotes, carnitas, frijoles, pastel; un gran ambiente entre las casi 350 personas que acudimos, entre ellas muchos jóvenes y niños. Celebramos en un acto festivo lo que a nuestra familia le parece que lo merece, 200 años se dice fácil.

La fiesta. Fotografía: Ramón Sienra Cravioto.



¿Y el espíritu o ánimo de la celebración?
Félix Grande, un poeta poco conocido, en su obra Libro de familia, explora la referencia a la tribu como esa en donde la infancia y la vejez se cruzan en la historia de la humanidad bajo una especie de devoción y entendimiento generacional que proviene del azar de la naturaleza y el devenir en el tiempo que a cada uno le tocó vivir. No se puede juzgar y venerar el pasado solo con los ojos del presente, se requiere un reconocimiento de la historia que cada uno vivió. Grande tiene un, para mí, hermosísimo poema llamado “Hijopaterno de mí” que dice:

“Dame la mano y un abrazo padre.
Vamos. Vamos los dos. Vamos por fin
siendo uno solo junto. Lo que queda
antes de disiparnos, es brindar
interminablemente con la tribu / por la vida el amor y la conciencia.
No te avergüences hijo: yo también / tengo ahora mismo ganas de llorar”

El sentido profundo de esa poesía me explica, también y como si hiciera falta, ¿por qué nos reunimos y por qué nos celebramos en la tribu familiar Cravioto?: porque en el apellido ya sea en grado de consanguinidad o de afinidad nos complementamos y evolucionamos como grupo que suma a la historia de país. Nuestra microhistoria familiar, esa que nos habla no solo del tiempo sino del espacio físico que ocuparon nuestros ancestros -¿por qué Europa?, ¿por qué Génova?, ¿por qué Huauchinango?, ¿por qué Pachuca?, ¿por qué México?-, y que nos cuenta sus peripecias económicas, políticas, culturales, militares, artísticas; es la microhistoria que aprendimos en nuestras casas, en nuestras fotos, en el relato materno y paterno, en documentos históricos en nuestro poder; y como bien decía el historiador mexicano don Luis González y González: “la historia nacional es la suma de las microhistorias familiares”.

Ahora la tarea de los organizadores es intercalarnos con el relevo generacional, mujeres y hombres jóvenes que quieran seguir con la tradición. La idea unificadora es, ¿cómo es y por qué es, si la hay, la relación entre los primeros Cravioto en México y los niños de nuestras familias?; ¿qué conocerán de su pasado, cómo explicarán su presencia?

En el simposio Jorge Cravioto Galindo, al hablar de los servidores públicos que han aportado al país, dijo de manera muy discreta: Y Mónica y yo. No expresó más. Intentaré hacer aquí dos ideas al respecto: La primera es que no lo hizo porque como organizador y ponente asumió eso que dice "elogio en boca propia es vituperio” y no quiso contarnos que él es economista y maestro en Administración Pública y ha ocupado cargos en las secretarías de Salud, Trabajo y Gobernación; INEGI; Gobierno del Estado de Hidalgo, y Congreso de la Unión, entre muchos otros; y que Mónica Cravioto Galindo, su hermana, trabajó en Nacional Financiera donde ganó el Premio Nacional de administración Pública en 2012, ha ejercido el periodismo cultural y tiene diversas publicaciones. Ambos han sido clave en la organización de estos eventos. Además de toda su experiencia pública, me queda a mí muy claro que tienen un profundo amor a la historia familiar. Sí, Jorge y Mónica, ustedes también han aportado de manera muy importante al país y a la familia.

Y una segunda idea es que somos tantos Cravioto, figuras públicas o no, que nos dedicamos a innumerables actividades, cada uno con su propia historia de vida que aporta a México en muchos sentidos, nuestro trabajo diario, nuestros triunfos y derrotas cotidianas, que todos y cada uno de nosotros somos parte del amplio Simposio Cravioto de estos 200 años.

Las reuniones del Bicentenario fueron exitosas, sin lugar a duda por su organización, pero sobre todo por la participación y el interés, por ese intangible sentido de pertenencia que construimos y en el que nos mostramos entre personas que, en muchos casos, no nos habíamos visto en la vida y que por circunstancias de vida formamos una tribu. Hay un proverbio africano que dice que para educar a un niño hace falta toda la tribu; en nuestro caso hace falta la tribu porque es el contexto que explica una parte de nuestra existencia, no somos seres aislados, vivimos en familia, en tribu, en sociedad, en país.

En 100 años, la historia contará cómo fue la celebración del Tricentenario, no sé por qué pero creo que no estaremos invitados; sin embargo, sí habrá muchos Cravioto que acudirán y hablarán de nosotros sus antepasados; es nuestra responsabilidad continuar un legado que les reconozca como afines y de ser posible les enorgullezca.

Por lo pronto, cumplimos con nuestra historia al celebrar el Bicentenario, y sí, como se clamó muchas veces en la comida del domingo: ¡Que viva la familia Cravioto!
Fotografía: Ramón Sienra Cravioto



Javier Cravioto Padilla.
Cañada de Alférez, Lerma, Estado de México
25 de febrero de 2024


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